"Me encanta hablar de todo, pero hablar
de música me puede cansar. Quisiera
hablar de política o economía, cosas que me fascinan. ¿Qué opinas de la crisis del euro? Me
gustaría que me sorprendan con una
pregunta así".
Músico. Abogado. Vivió en Londres durante seis años. Tocó en El Ghetto y Los Fuckin Sombreros, dos bandas exitosas. Ha publicado dos discos como solista: The Inminent Failure of Francois Peglau (2010) y La Crisis del Segundo Disco (2013).
Francois, ¿qué sientes cuando estás en un escenario y ves a tanta gente desconocida cantando tu música?
Es bien loco. Me gusta tocar en vivo, pero a veces me desconecto. Es un tema que deseo arreglar.
Explícate.
A ver. La gente puede verme en el escenario y creer que la estoy pasando espectacular, cuando, en realidad, estoy pensando en freír un huevo o algo así. Me ocurre tambien cuando voy a conciertos. Me pasó con los Rolling Stones. “Qué viejo está Mick Jagger”. “Keith Richards está desafinado, qué feo”. Pienso ese tipo de cosas y, de pronto, se acabó el concierto. Es un tema mental que quiero resolver.
El título de tu primer álbum solista se traduce como El Inminente Fracaso de Francois Peglau. Tu nuevo disco se llama La crisis del segundo disco. ¿Por qué?
Al principio, tenía en mente un proyecto casero que pensaba difundir entre amigos. Poco a poco fue creciendo: hice videos, moví el asunto online, la gente se interesó. En el proceso, alguien me hizo un comentario bien feo en redes sociales: “esto es un fracaso, Francois Peglau es un fracasado”. Me pareció paja.
¿Por qué paja?
Porque me puse a pensar en lo difícil que es definir cuándo eres exitoso y cuándo eres un fracasado. Así que preferí jugar con la idea del fracaso. Era más interesante. Mi productora se llamó Fracaso Producciones, mi banda de apoyo era La Fracaso Band. Lo divertido es que si llegábamos a gustarle a alguien, superábamos nuestras expectativas.
Ese primer disco no fue un fracaso, para nada.
Fue un fracaso exitoso. Le fue muy bien, para qué. Pero como le fue muy bien, tenía mucha presión para el segundo disco.
¿Esos títulos irónicos, entonces, son una forma de conjurar la presión?
Cierto. La portada también juega con eso. Es una foto en la que parezco que fui arrestado por vender droga. La idea salió de un mugshot que nos tomamos en una galería de arte.
¿Haces dinero con la musica?
Ahora, sí. Por mucho tiempo invertí más de lo que gané. A diferencia de otros músicos, puedo hacer lo que quiera. O sea, trabajo como abogado, lo cual me permite dejar la música un tiempo o hacer un disco totalmente personal sin tener que preocuparme por el público o el contrato con una disquera. Eso es un tesoro. La vida del músico, aquel que solo hace música, es bien compleja.
En 2007 te fuiste a Londres con tu esposa. ¿Por qué?
La pantalla es que fui a estudiar una maestría. Quería tener la experiencia de vivir fuera. Fue muy difícil y valió la pena. Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que no nos alcanzaba la plata. Tuve que ponerme a trabajar mientras estudiaba. En Lima había trabajado en un estudio importante y en Londres terminé como practicante. Fue retroceder diez años, pero como experiencia formativa fue muy buena. Empezar de cero fue bacán.
Tenias un nombre aquí.
Bah. Ni aquí me creía que tenía un nombre. Era paja ser uno más en Londres. Todo esto me ha enseñado a dejar las estupideces, a enfocarme en lo que quiero lograr.
Cuando trabajabas como practicante, ¿pensaste que te habías equivocado?
No. Apenas llegué a Londres, un pata me dijo: “tu experiencia anterior no existe. Eres nadie”. Muchos no pueden tolerar algo así. He visto cómo varios se regresaron. Mira, llegué en 2007 y al mes explotó la crisis económica. Súper buen timing. Casi nadie se quedó de mi maestría: todos se fueron a su casa tras terminar el programa. Solo yo me quedé.
Las letras de tus canciones son melancólicas. ¿Te has sentido solo en Londres?
No me siento solo. Tengo a mi esposa, mi hijo y muchos amigos. La melancolía sale de, no sé, la insatisfacción que tengo. Siempre estoy buscando algo en otro lugar. Cuando estaba en Lima, me quería ir lejos. Cuando estuve en Londres, me picaban los pies por irme a otro lado. La insatisfacción constante la boto en mis canciones.
En Londres hice entrevistas a famosos. Eran cachuelos para medios de Lima. Entrevisté a Mark Wahlberg, Meryl Streep, Liam Neeson. Recuerdo que fui a la función de prensa de Battleship, una película malísima. En la entrevista, pregunté amablemente a Liam Neeson por qué había aceptado ese papel. Es que todo el rato se la había pasado diciendo que tenía un “compromiso con el guión” y yo quería saber la verdad. Al final, me dijo algo así: “ofrecieron pagarme una buena plata, ir a Hawaii con mi familia, estar en un hotel de lujo y ser un capitán de barco. ¿No aceptarías?”.
En tu nuevo álbum hay una canción que se llama La vida es un misterio.
Esa canción la hice después de que nació mi hijo. Quería componer una canción que le diga “mira la edad que tengo y aún no sé de qué trata la vida”. Es como un poema de Rudyard Kipling, If: si haces esto y lo otro, serás un hombre, hijo mío. Guardando la distancia con el escritor, buscaba crear algo así.
¿Cuán importante es la ironía para ti? En esta conversación la has empleado con frecuencia.
Hay un término en inglés que me gusta mucho: self depracation. Consiste en no tomarse en serio. No me gusta la gente que se cree lo máximo. Al final es puro Mago de Oz, juegos de espejos y humo. Me gusta la gente sencilla.
¿Qué te gustaria que te pregunten?
Me encanta hablar de todo, pero hablar de música me puede cansar. Quisiera hablar de política o economía, cosas que me fascinan. “¿Qué opinas de la crisis del euro?”. Me gustaría que me sorprendan con una pregunta así.
¿Qué opinas de la crisis del euro?
Pucha, es muy compleja. La Comunidad Europea es una cosa bien rara. Esperemos que haya euro en los proximos años.
Parecía una moneda sólida.
Muchos expertos no estarían de acuerdo porque el euro tenía un gran problema desde el día uno: no puedes tener una moneda sin controlar el budget, el presupuesto y el déficit de la Comunidad Europea. Si pierdes el control de la emisión de la moneda, pierdes el poder de devaluar, lo cual es una forma de salir de la crisis. Es como hacerte harakiri.
¿Ahorras en euros?
No. No lo recomendaria. No ahorro, en realidad.