VANESSA TELLO

Foto: Kami Velvet

"Una cosa es que digan que tengo celulitis, que mi poto no está duro y tonteras así, pero otra es que se metan con algo que me ha costado tanto esfuerzo: mi carrera de nutricionista".  

Modelo. Nutricionista con título a nombre de la nación. 24 años. Se hizo conocida por caminar en bikini y dar la espalda a la cámara un comercial de telefonía. En 2010, volvió a dar la espalda al público y quedó en segundo puesto en el concurso internacional de Miss Reef. Es empresaria y tiene su propia línea de lencería. Esta conversación tuvo lugar meses antes de que ingrese al programa televisivo Esto Es Guerra, decisión que ha provocado desconcierto en las redes sociales.

Hay nutricionistas que solo dan una hoja impresa que contiene un régimen predeterminado. ¿No deberían diseñar una dieta en función al paciente?
No soy quién para juzgar el trabajo ajeno. Particularmente, hago las dietas en función a las necesidades del paciente. Puedes comer ensaladas, pollo al horno, lomo saltado, cebiche, pescado sudado, todo lo que comes normalmente, pero manejando la preparación y las porciones. Si te recomiendo pollo con lechuga todos los días, vas a bajar de peso rápido. Pero la idea es que te guste.

Por cierto, el año pasado te involucraron en un escándalo, precisamente por tus asesorías nutricionales. ¿Qué pasó?
Una agencia me contrató para dar una charla nutricional a un grupo de sesenta personas, más o menos. A pesar de que aún no terminaba la carrera, sabía lo suficiente como para brindar esa charla. El tema era súper sencillo. 

Ya...
La agencia me llevó a la empresa privada que se encarga de manejar el Tren Eléctrico. Esta empresa quería regalar a una empresa pública, la que los audita, una charla de nutrición. Yo no sabía esto último, por lo que no me pareció nada raro hasta ahí. De hecho, me pareció mostro que se preocupen por la nutrición. Me preparé, estaba contenta.

Te habrás comprado un puntero láser.
Compré mi puntero láser, ropa y todo. Di una charla a una persona solamente: un tal Plascencia. Me dijeron quera un apasionado del deporte y de la nutrición. "Genial", pensé. Terminé la charla y pregunté dónde estaban los demás. Me dijeron que eso era todo. Creí que como el señor era el gerente, primero quería saber el contenido de la charla antes de ofrecerla a los empleados. Pero no, resulta que solo era para él. Me sentí defraudada.

Quién no.
Estaba ilusionada, si había llevado mi puntero láser [ríe]. O sea, si al final era una charla para uno, mejor hubiera hecho una consulta personalizada, ¿no?

Entiendo. ¿Cómo se filtró esto a la prensa?
Terminado el asunto, pensé: me han pagado por dar una charla, la di y todo bien. Que sea para una o sesenta personas, no es mi culpa. Perfecto, ahí quedó. Días después, me llaman por teléfono y empieza todo. "Hola, ¿qué tal? Te llamaba para saber cómo te fue con la Autoridad Autónoma".

¿Quién era?
Creí que era una de esas personas que se encargan de llamarte después de que usas un servicio y te preguntan si te atendieron bien. Respondí que la charla salió OK, que pasé determinado número de diapositivas, en fin. Esta persona me siguió preguntando cosas. “¿Cuánto tiempo duró la charla?” Ya me estaba pareciendo raro. "¿Y cuánto te pagaron?". Ahí pregunté quién era y me dijo que era periodista de Diario16. Bien vivos son los periodistas, ¿no?

Un poco.
Igual, no me preocupé. A los pocos días, tenía cincuenta medios en la puerta de mi casa. En el internado, los doctores me veían y cuchicheaban. Puro chisme. Fue horrible.

No estás acostumbrada a los escándalos.
No. Creo que es lo peor que me ha pasado. Una cosa es que digan que tengo celulitis, que mi poto no está duro y tonteras así, pero otra es que se metan con algo que me ha costado tanto esfuerzo: mi carrera de nutricionista. Me molestó mucho que intentaran hacerme daño por ese lado. Sobre todo porque nunca tuve intención de actuar mal. Es más, por ingenua salió todo así. Fue bastante molesto porque la prensa me llamaba todo el día.

Decidiste no declarar.
Solo a Cuarto Poder, porque sentí que merecían algo de respeto. Cuando se acabó el escándalo mediático, tuve que seguir una lucha legal porque el Ministerio de Transportes me pidió un montón de información para investigar el caso. Me costó abogado, tiempo, en fin.

¿Estás alejada de los medios o me parece?
Un poco, sí. Aparte de esto que te he contado, el año pasado hice mi internado en Nutrición y estaba, realmente, internada. No tenía mucho tiempo y mi prioridad era graduarme. Tuve que rechazar varios eventos. Además, hay varias cosas que ya no hago.

¿Por ejemplo?
En el modelaje ya pagué piso. Hoy puedo escoger ofertas que realmente me gusten y satisfagan. Antes podía aceptarlas porque, finalmente, eran trabajo. En los veranos, no estudiaba y trabajaba muchísimo. A fines de febrero o comienzos de marzo, pensaba: "Un mes más aquí y me vuelvo loca. No pienso, no hago nada más que esperar los cheques que tengo que cobrar". Mi personalidad me exigía tener otras expectativas.

¿A qué te refieres con pagar piso?
A que cuando recién empiezas, te pagan poco y te hacen trabajar mucho. También acepté muchas propuestas porque simplemente me llegó la oportunidad y era buen momento. La verdad es que no tenía tiempo para nada. Eventos, desfiles, la lencería, la universidad… Ahora digo sí a lo que sí me gusta y me hace feliz. Me puedo dar ese lujo.

¿Cuánto tiempo trabajabas en tus épocas más exigentes?
Uff. He tenido días en los que he hecho un evento en la mañana de cuatro horas, un evento en la tarde de cuatro horas, un evento en la noche de cuatro horas y después un desfile. O luego de un evento tenía que tomar un avión al día siguiente para estar en otro evento. Sigo trabajando mucho ahora, pero no a ese ritmo.

Hace poco, Leslie Shaw confesó que se sentía triste porque la consideraban "un pedazo de carne". Hace unos años, tenías un conflicto similar: querías que te valoren por tu intelecto y que no te vean solo como Miss Colita.
Vivimos en un mundo muy físico. Cuando quieres transmitir algo más profundo de ti, no todos te abren las puertas. Te chocas con estereotipos. En el Perú, la mayoría de desfiles con modelos no son de alta costura. Los desfiles no venden ropa, sino cuerpos de mujeres. Si bien me han considerado un pedazo de carne, traté, pues, que ese pedazo de carne tenga sentimientos y pensamientos. Siempre he tenido una faceta en la nunca dejé de ser yo.